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Pedagogía para la inclusión de niños migrantes

Elías Cornejo

Coordinador de Promoción Social y Atención a población migrante | Fe y Alegría Panamá


Uno de los principales retos que los organismos internacionales han detectado en el proceso migratorio es el educativo. De la población infantil y juvenil, la mayoría lleva mucho tiempo sin asistir a una escuela. Esto se ha convertido en una de las nuevas fronteras que Fe y Alegría Panamá se ha planteado.

El programa Tejiendo Amaneceres es parte de un proyecto que busca promover la integración, la formación cultural y el desarrollo integral a través de becas, refuerzos académicos y actividades educativas y culturales que desarrolla Fe y Alegría Panamá con población migrante y con las poblaciones de acogida.

En el programa participan niños, niñas y adolescentes que son migrantes de diversas nacionalidades: venezolanos, haitianos, nicaragüenses, ecuatorianos. También hay niños panameños de padres migrantes y niños panameños de padres panameños. Todos se encuentran en las zonas de acogida, especialmente en Las Mañanitas.

Una mano a una realidad abrumadora

Uno de los mayores problemas en el proceso de integración de las familias migrantes a la sociedad panameña es el tema de la educación primaria y secundaria. Muchas familias carecen de recursos económicos para sostener a sus hijos en el sistema educativo y la gran mayoría no tienen los papeles académicos que normalizan su presencia en las aulas.

Tejiendo Amaneceres ofrece por un lado reforzamiento pedagógico con el objetivo de apoyar en la integración escolar y social de 150 niños, niñas y adolescentes entre los 6 y los 17 años, panameños y miembros de la población migrante residente en Panamá; y también desarrolla actividades de carácter educativo y lúdico que promueven la integración y el desarrollo cognitivo integral.

Así mismo, trabaja con el núcleo familiar, quienes se comprometen a participar de las actividades de formación integral: lúdicas (deportivas, culturales) y educativas (reforzamientos académicos en las materias básicas).

Efectos que impactan

Fe y Alegría Panamá realizó un breve diagnóstico desde su programa de integración socioeducativo Tejiendo Amaneceres. Una de las herramientas que han implementado son los talleres de “El vuelo del Azacúan”, ideado para trabajar con hijos de migrantes y retornados en Guatemala. El modelo se adaptó a Panamá y reflejó que muchos de los niños requieren atención psicológica urgente. Con la migración, su calidad de vida se vio deteriorada y su salud mental afectada.

Otro aspecto notorio fue el tema de la cotidianidad, el desarraigo afecta notablemente sus comportamientos y actividades. La dinámica de los padres que se ven forzados a la mendicidad o convertirse en vendedores ambulantes temporales golpea enormemente la dinámica de los menores en movilidad. De igual manera, quienes viven en el país pasan poco tiempo con sus entornos familiares.

El impacto de no atenderse como prioridad afectará de forma prolongada la vida de muchos de los menores. Hay un fuerte grado de frustración que afecta las habilidades socioemocionales de los menores de edad desde edades tempranas del proceso.

Los retos de esta realidad educativa

La realidad de las personas forzadas a migrar por diversas causas representa también un impacto en las vidas de las personas en las comunidades de acogida o de tránsito. Según un estudio del BID, hay “155 centros educativos, tanto en zonas fronterizas como en el interior del país, con un porcentaje alto de población migrante, de este grupo, 34 escuelas están en la zona de frontera con Darién”. (La Prensa, Panamá febrero 2024). El número es también significativo en Chiriquí, Panamá Oeste, San Miguelito y en Panamá Centro según el mismo estudio. Y aquí encontramos enormes retos que debemos afrontar.

No hablamos solamente de xenofobia o aporofobia, hablamos de cosmovisiones encontradas, algo para lo que no estaban formadas ninguna de las comunidades en cuestión. Esto nos ha llevado a identificar ciertas problemáticas en nuestro hacer. Lo primero que nos preguntamos fue: ¿Quiénes somos y para qué estamos aquí?

Nuestra respuesta fue clara, somos un movimiento de educación popular y promoción social conocido como Fe y Alegría.

Como hemos dicho esta realidad nos presenta retos concretos que debemos afrontar. Aquí sólo señalamos algunos:

– ¿Podemos desde Fe y Alegría construir currículas básicas que puedan permitir ubicar el nivel de los NNA en el sistema educativo?

– ¿Puede ser Fe y Alegría un puente que permita certificar ante los ministerios de educación los procesos educativos en movilidad?

– ¿Cómo puede Fe y Alegría desde su modelo de educación popular aportar a la calidad educativa de los NNA en movilidad?

– ¿Podemos construir un modelo integrador de comunidades migrantes y de acogida?

– ¿Podemos hablar desde Fe y Alegría de un modelo educativo de formación familiar integral?

¿Hacia dónde debemos ir?

Queremos una educación situada de cara a la realidad, investigadora, siempre en transformación, en apertura a la realidad.

En Fe y Alegría Panamá la realidad educativa ha estado mediada por los límites impuestos de no tener una escuela operativa. Esto, sin embargo, nos obligó a repensar nuestra práctica buscando:

a. Promover la inclusión del derecho a la educación en el debate migratorio para las poblaciones de menores de edad en movilidad. La mayoría de ellos son de grupos familiares mixtos con estatus migratorios diversos. En Panamá son numerosos los casos de padres indocumentados con hijos de nacionalidad panameña.

b. Sistematizar experiencias de diversos actores a partir de las cuales construir una propuesta que genere posibilidades de seguimiento regional.

c. Trabajar en Red. Es fundamental que este proceso se desarrolle en redes de solidaridad que permitan la implementación en diversos contextos de las acciones.

Para asegurar este proceso debemos establecer algunas certezas de nuestro modo de ser y proceder y que mostramos en el siguiente flujo:

Educación alternativa. Uno de los puntos fundamentales que hemos encontrado es la necesidad de proponer alternativas al modelo educativo que consideramos está frustrado y roto. La realidad migratoria obliga a pensar otros modos pedagógicos más acordes al contexto.

Pensarlo en familia. Iniciamos dando formación para el trabajo a los padres y descubrimos a los niños. Eso nos forzó a pensar que había que trabajar con ellos. Un modelo para la seguridad familiar. Sin el compromiso de los padres no hay posibilidad de éxito. Mientras la espera se prolonga hay que formar en familia. El componente de Formación para el Trabajo es indispensable.

Lo lúdico. La acción pedagógica lúdica es estructuralmente formadora, desde el juego se generan procesos cognitivos, emocionales relacionales y culturales.

Aulas sin fronteras. El conocimiento no se fundamenta en el aula de “clases”, sino en la cotidianidad. Por ello debe ser un modelo de integración. No pensar solamente en los menores migrantes, también hay que hacerlo en los niños, niñas y adolescentes con los que intercambian en las comunidades de acogida.

Recuerda consultar las prácticas pedagógicas y toda la información sobre el XLIX Congreso Internacional Fe y Alegría en: www.https://congreso2024.feyalegria.org/

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